Conversaciones con la almohada

-Eres una hipócrita,

-No, no lo soy.

-Claro que si, te pasas la vida, dando lecciones morales del amor, de amor propio y de dignidad. Cuando tú eres la primera que reniega a hablar del tema, porque piensas que evitándolo, se irá el solo y que así no duele.

-Yo,…

-Seguro que todavía lo tienes agregado a favoritos en todas partes como al principio, ¿verdad? Y dime, ¿Por qué no has borrado su número todavía, eh?

-Porque,..Yo…no lo sé.

-Si, sí que lo sabes, esperas que cuando se canse de estar con ella, vuelva, como ha hecho siempre, como con todas las que ha puesto en primer lugar, mientras que tú estabas en el segundo. Y mientras tú rechazando a los que merecen mil noches en vela más que el.

-Estoy aquí, ¿no? ¿Que mas quieres? No me quiere, ni me quiso nunca, como los que vinieron después, y como los que estaban antes de que el apareciera. Por ese motivo no lo borre de ninguna parte, ¿para qué hacerlo? Aunque no vaya a buscarle, el vendrá a mí. Y sí, veo su foto cada día, y ya ni me dedico a llevar la cuenta de las veces que la veo, porque por más que trate de no ver su sonrisa, ni su mirada, sigo necesitándola simplemente para respirar. Ese es el motivo.

-Ven aquí…

-No, no quiero compasión, ni consuelo, estoy… estoy como loca, ¿sabes? Miro mal a la parejas que veo por las calles, las odio, odio ese amor que tienen en su cara, odio lo que refleja su mirada, lo odio a él por no quererme, y odio que aún me sonría cuando me ve. Y…y… y no es justo, yo le quería, y le quiero, ¡qué coño! Le amé y le amo.

-Ya lo sé, y el capullo no encontrara a nadie capaz de amarle como tú, pero esto no se acaba aquí.
-¡OH, no! no caeré en las típicas frases de “no te vas a morir por esto”, ¡Dios! Sé que no me voy a morir por esto, ni se termina mi vida sin él, porque principalmente aún sigo cayendo en sus brazos día tras día. Y tú lo sabes mejor que nadie, pues no hay más testigos del amor que le doy cada noche que tú.

Pero soy fuerte, porque aunque no siente ni la mitad de lo que yo siento, aún puedo tenerlo en mis brazos y cada noche mi cama huele a él, y a pesar de todo, aún sigo aquí.
-No, aquí solo esta lo que él ha dejado de ti.