La experiencia de la vida

Aprovecha lo que la vida te ofrece para llegar alto, llegar lejos…  para llegar a Dios. O acaso… ¿hay alguien más que Dios?

Nadie camina la vida sin haber pisado en falso muchas veces.

Nadie alcanza la meta con un solo intento, ni perfecciona la vida con una sola rectificación, ni alcanza las alturas con un solo vuelo.

Nadie mira la vida sin acobardarse en muchas ocasiones, ni se mete en el barco sin temerle a la tempestad, ni llega al puerto sin remar muchas veces.

Nadie llega a la otra orilla sin hacer puentes para pasar.

Nadie puede juzgar a otros, sin conocer primero sus propias debilidades.

Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas, ni recoge rosas sin sentir sus espinas.

Nadie recoge cosechas sin haber sudado primero, enterrando muchas semillas y abonando mucha tierra.

Nadie reconoce la oportunidad, hasta que ésta pasa por su lado y la toma o la deja ir.

Nadie consigue su ideal, sin haber pensado muchas veces que perseguía un imposible.

Nadie deja el alma lustrosa, sin el pulimento diario de Dios.

Nadie hace una gran obra sin trabajar sobre ella, ni cultiva amistad sin renunciar a sí mismo, ni se hace hombre sin sentir a Dios.

Nadie encuentra el pozo de DIOS, hasta caminar por la sed del desierto.

Nadie deja de llegar, cuando se tiene la claridad de un don, el crecimiento de su voluntad, la abundancia de la vida, el poder para realizarse, y el impulso de DIOS.

Nadie deja de llegar, cuando de verdad se lo propone.

Si sacas todo lo que tienes, y estás con DIOS… ¡Vas a llegar!