Tu peor error fué dejarme sola, darte la vuelta e irte, muy probablemente pensando: en unos días regreso, ella siempre está disponible para mi, me ama demasiado, solo basta tronar los dedos para que sea mía nuevamente…
Que idea más errónea!
Me permitiste volver a mi, me permitiste abrir mis horizontes, me devolviste la libertad…
Tu peor error fué creer que ignorándome caería en la desesperación, en la tristeza, en la locura, en la sumisión.
Pero fué al revés, cada vez que me hacías daño, iban disminuyendo mis lágrimas, cada alejamiento iba aminorando mi amor.
Me permitiste darme cuenta que soy demasiado buena para alguien como tú, demasiado mágica, demasiado sentimiento.
Tu peor error fué soltarme, desprenderme de ti cuando más te necesitaba, ser indiferente a mi corazón que latía por ti, porque me hiciste ver lo fuerte que soy, me hiciste ver que mi debilidad estaba escondida y que tengo una fuerza interior indestructible, que no necesito que tú me sostengas con tu frágil «te amo».
Mi peor error, fué poner mis esperanzas en ti, permitir que me convencieras de que yo era culpable de todo, tratarte como un rey que se creyó su jerarquía y después me trató como una plebeya que debía servirle y obedecerle.
Mi mayor acierto es hoy que he despertado, agradezco la Soledad que me hiciste sentir, el dolor y la decepción, gracias a eso, descubrí la inmensa falta que me he hecho, ya no soy una princesa buena y abnegada ahora soy la bruja que aprendió a amarse.