Siempre sé agradecida, no importa lo dura que la vida se vuelva

¿Has sido agradecida hoy?

Dirás, «¿pero por qué lo voy a ser?

Estamos en plena pandemia y con todo el caos que está ocurriendo… o se han retrasado tus planes; el trabajo se ha hecho difícil o imposible; tanto tiempo en el mismo lugar; o puede ser incluso que tengas alguien querido enfermo…

Y sí, la vida puede ser muy dura a veces, nos enfrenta a retos muy grandes, que consigue romper nuestro espíritu. Y no porque esas dificultades alcancen a ser muy difíciles, sino más bien porque nos enfocamos sólo en el problema y en el dolor que nos causa, y las cadenas que nos deja aquello que no sabemos cómo resolver. (Hablando de forma general)

Todo el mundo necesita gratitud en su vida. 

Especialmente aquellas personas que creen que no tienen nada porque estar agradecidas. Hay que aprender a soltar, para poder sanar, y darnos cuenta de que si la vida nos pone obstáculos, situaciones y personas difíciles, es justamente porque hay algo que debemos aprender.

Estresarte y preocuparte de más no lo va a resolver, debes relajarte (existen varios métodos de relajación) y las soluciones vendrán a ti, paciencia, disfruta y agradece lo que tienes.

Hay que valorar estas lecciones, que nos hacen crecer y ser mejores personas, para seguir adelante y no estancarnos tampoco en ello. Es como cuando en la escuela nos enseñaban una lección, y por más difícil que fuese, era importante aprender de ella para poder seguir a la otra enseñanza; más adelante nos serviría ese aprendizaje para la vida. Pues lo mismo pasa con las situaciones difíciles, debemos ser agradecidos con lo bueno y lo malo ya que nos enseña cómo vivir,  y según como lo tomemos, nos podrá hundir, o nos podrá fortalecer aún más.

A veces nos enfrascamos en un problema tanto, que no vemos la belleza de nuestro alrededor. Por ejemplo, en este tiempo de confinamiento, nos hemos dado cuenta de lo afortunados que éramos en las cosas sencillas: como salir a comprar a la tienda, ir a un restaurante, ir al parque, ir a visitar a la vecina o a un bar con libertad. Cuando nos apeteciera o tuviéramos antojo. Ahora hay que evitar a toda costa salir, solamente para lo necesario y comprar todo de una sola vez entre la paranoia.

Lo afortunados que éramos al poder salir a pasear por la playa, sentir la arena entre los dedos o la brisa marina en la cara. O salir al parque y sentir que puedes respirar y relajarte con libertad. Ahora las cosas han cambiado, nuestra vida ha dado un cambio de 180 grados, porque seguro que algo nos quiere enseñar.

Estábamos viviendo en automático, y quizás, no cuidábamos lo suficiente nuestro hogar; el planeta, o no pasábamos el tiempo suficiente con nuestra familia, nuestros hijos nuestros seres queridos… Hay mucho por rescatar de este confinamiento, si reflexionas seguro lo verás.

Ahora también somos afortunados teniendo un lugar donde podemos estar a salvo, que sea lo que sea no nos falta comida, agua, poder darnos una ducha caliente, leer ese libro, que siempre quisimos pero no nos daba el tiempo, o limpiar a fondo nuestro hogar y pasar tiempo con nuestra familia… De las personas que nos rodean y nos aman, y apoyan, incondicionalmente, que son nuestro mayor tesoro.

Por otra parte están las personas que nos han lastimado, con ellas también debemos ser agradecidos, porque nos enseñan a no ser tan ingenuos y no ser como ellos.

Pero sobretodo, olvidamos agradecer el mayor regalo que nos ha sido otorgado… nuestra preciosa vida. Podemos ahora escuchar con mayor atención a la naturaleza, los pajaritos que han vuelto a cantar más que nunca. Podemos También disfrutar y quedar hipnotizados en los preciosos atardeceres.

Si somos lo suficientemente inteligentes, podríamos aprender de los milagros de la naturaleza que nos enseña que a pesar de las dificultades y catástrofes, se puede seguir adelante.

Utiliza este tiempo para reflexionar en todas aquellas cosas que te hacen sonreír… agradece de corazón, y haz brillar tu alma.

Aprecia cada instante de tu vida porque nunca sabes cuándo puede ser el último. Y cuando sea el último, asegúrate que has sido agradecido por la vida que viviste, en vez de lamentarte, estando llena de arrepentimientos y amargura. 

Levántate y mira que tu vida hay mucho por lo que estar agradecida, no importa lo severo y difícil que se ponga, nunca te olvides de agradecer lo que tienes y lo que eres.

De esto nunca te arrepentirás.